quinta-feira, 29 de agosto de 2013


222. María es prudente: pongámoslo todo en sus manos; ella sabrá disponer de nosotros y de cuanto nos pertenece para mayor gloria de Dios.

María es caritativa: nos ama como a hijos y servidores suyos; ofrezcámosle todo; nada perderemos en ello, ya que todo lo hará redundar en provecho nuestro.

María es generosa: devuelve más de lo que se le confía; démosle cuanto poseemos, sin reserva alguna, y recibiremos el ciento por uno. 

María es poderosa: nadie puede arrebatarle lo que se le ha confiado en custodia; pongámonos en sus manos, que ella nos defenderá y con su ayuda saldremos victoriosos de todos nuestros enemigos.

María es fiel: no se le extravía ni pierde nada del depósito que se le confía. Es por excelencia la Virgen fiel a Dios y fiel a los hombres. Guardó y conservó fielmente todo lo que Dios le confió, sin perder una partícula, y sigue custodiando con especial esmero a todos aquellos que se hallan por completo bajo su protección y tutela,

Confiemos, pues, todas nuestras cosas a su fidelidad; cojámonos a ella como a una columna que no puede ser derribada, como a una áncora que no puede ser arrancada, o mejor aún, como a la montaña de Sión, que nadie puede conmover"'.

Por muy ciegos, por muy débiles e inconstantes que seamos por naturaleza y por numerosos y malignos que sean nuestros enemigos, jamás seremos engañados ni nos extraviaremos y jamás tendremos la desdicha de perder la gracia de Dios y el tesoro infinito de la Sabiduría eterna.

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