quinta-feira, 29 de agosto de 2013


SEGUNDO MEDIO: ORACIÓN CONTINUA

184. Cuanto mayor es un don de Dios, tanto más difícil es alcanzarlo. ¡Qué de trabajos y de oraciones no implicará, pues, la adquisición de la Sabiduría, que es el don de Dios por excelencia! Escuchemos lo que dice la misma Sabiduría: Buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, pedid y se os dará ;. que vale tanto como si dijera: Si queréis hallarme,menester es que me busquéis: si queréis entrar en mi palacio, menester es que llaméis a mi puerta; si queréis recibirme, menester es que me pidáis; nadie me halla si antes no me busca; nadie entra en mi casa si antes no llama a mi puerta; nadie me alcanza si antes no me pide; y todo se consigue con la oración. La oración es el canal ordinario por el que Dios comunica sus gracias, particularmente su Sabiduría. Por espacio de cuatro mil años estuvo el mundo pidiendo la encarnación de la divina Sabiduría. Por espacio de catorce años se preparó María, por medio de la oración para recibirla en su seno. Salomón no la recibió sino después de haberla pedido durante largo tiempo con ardientes deseos: AdiiDominum -dice él- et deprecatus sum illum, et dixi ex totis praecordiis meis: Da mihi, Domine, sedium tuarum assistricem sapientiam «Acudí al Señor y se lo pedí de todo corazón: Dame aquella Sabiduría que está sentada en tu trono». Si quis vestrum, indiget sapientia, postulet a Deo, qui dat omnibus affluenter, et non improperat; et dabitur ei: Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídasela a Dios, que a todos da copiosamente y no zahiere a nadie, y le será concedida». Notad, de paso, que no dice el Espíritu Santo:. «Si alguno se halla necesitado de caridad, de humildad, de paciencia, etcétera, que son virtudes tan excelentes», sino: «Si alguno tiene necesidad de sabiduría ... » Porque, pidiéndola, se piden al mismo tiempo todas las virtudes en ella encerradas.

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