Vengo, Señor, cansado del trabajo, cansado de la lucha y de mi mismo, dame, señor, la fuerza de tu brazo, alivia la fatiga del camino. Llevo en el corazón mis ilusiones maltrechas en reveses de fortuna; haz que las obras de mis manos torpes por gracia de tu amor sean ventura. Eres señor de todo lo que existe, creado por tu amor para bien nuestro, nada en el mundo a tu poder impide me lleves tú, donde llegar no puedo. Mira, Señor, con ojos bondadosos la súplica ferviente de tus hijos, y donde nuestros logros fueron pocos tu gracia abunde en frutos infinitos. Gracias, Señor, y Padre muy amado, gracias por Cristo Jesús, que tú enviaste, por Él, ten compasión de mis pecados, tu Espíritu de amor a todos salve. Amén.
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