terça-feira, 3 de fevereiro de 2015

HOY, JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA: DEMOS TESTIMONIO ALEGRE DE LA BELLEZA DE LA VOCACIÓN
El Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, monseñor José Rodríguez Carballo envía un mensaje a través de Radio Vaticano en ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada que se celebra este 2 de febrero.
“Demos testimonio gozoso, alegre de la belleza de la vocación con la cual hemos sido enriquecidos sin mérito propio. Es un don, es una gracia y nosotros queremos a pesar de las dificultades personales, institucionales, queremos decir que es bello, hermoso, seguir a Jesús como consagrados, que seamos valientes en salir. El Santo Padre Francisco nos pide constantemente una Iglesia en salida, esto mismo es validísimo y lo pide en la carta apostólica a los consagrados: una vida consagrada en salida”.
“Tenemos que ser protagonistas de la cultura del encuentro de la que tanto habla el Santo Padre. Hay que salir de nuestros nidos. La vida consagrada no puede ser autoreferencial, la vida consagrada está para dar testimonio –como dije antes- de la belleza de seguir a Jesucristo y por eso, hay que salir y en esto tenemos que ser valientes, salir a las periferias. Es verdad que estamos en muchas periferias pero es una llamada que nos viene de la Iglesia, que no podemos desoír y sobre la que habrá que reflexionar: dónde estamos, por qué estamos y cómo estamos, porque no basta estar en una periferia, hay que saber cómo se está”.
“Nosotros tenemos que estar como discípulos misioneros, por tanto dispuestos a aprender primero de Jesús y después de toda la gente, particularmente de los más pobres”.
“Permanezcamos en discernimiento, es algo que nos pide también el Santo Padre en la carta, preguntémonos a nivel personal: Señor qué quieres que haga en este momento aquí y ahora. No hace cincuenta años, no dentro de cincuenta años, sino aquí y ahora. Y comunitariamente hagamos aquella pregunta que se ponía la Iglesia primitiva y que nos transmite los hechos de los apóstoles: Hermanos, hermanas, ¿qué tenemos que hacer? Y una vez escuchado lo que tenemos que hacer, pongámonos a la obra. Manos a la obra en la revitalización de la vida consagrada y esto depende de todos los consagrados”.
“El Santo Padre nos anima –siguiendo una invitación de Juan Pablo II- a ser expertos en comunión. Una comunión primero a nivel local en la fraternidad o comunidad en donde nos ha tocado vivir y luego a nivel de instituto o de orden como tal. En estos momentos tenemos que colaborar y un carisma no puede dar la espalda al otro. Tenemos que, manteniendo la propia identidad, abrirnos a la riqueza que nos viene de otros carismas y luego a la Iglesia”.
“La vida consagrada no es auto referencial, es un don que a través del Espíritu ha dado a la Iglesia y nosotros queremos vivir como Iglesia, somos Iglesia, queremos vivir con la Iglesia y para la Iglesia”.
“Por último, que es por donde tenemos que empezar, es: que el centro de nuestra vida comunitaria sea Cristo, es a Él a quien queremos seguir, es a Él a quien queremos entregar nuestra vida, es a Él a quien queremos decir con renovado entusiasmo, con renovada pasión: sí. Cada día de nuestra vida, como María, abrirnos con corazón disponible y generoso a lo que el Señor nos pide. Que Jesús ocupe el centro de esta Jornada, pero sobre todo de nuestra vida”.

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