"Si mi pueblo ...se humilla, orando y buscando mi rostro ... Yo sanaré su tierra.. A partir de ahora mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la súplica que se haga en este lugar. Yo he elegido y consagrado esta casa a fin de que mi nombre permanezca en ella para siempre: mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días". (2 Cro 7, 14-16)
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